Mila y Nuria
En 2004, Las Dos en Punto empezaron a actuar.
Y al principio estuvieron ellas: Mila Hidalgo y Nuria Piñero, dos voces llenas de sensibilidad y colorido que se fundían en sonoridades armónicas de singular belleza y frescura.
Sin Nuria Las Dos en Punto no existirían. Este dúo femenino, convertido luego en familia musical, ha sobrevivido gracias a la ayuda incondicional de un montón de amigos y a su apoyo dentro y fuera del escenario. Pero para que naciera, para que grabara discos y para que llegaran aquellos conciertos iniciales tan deseados, hizo falta primero que Mila conociera a Nuria.
Se llamaban a si mismas La Una en Punto y La Otra en Punto. Las dos tuvieron la idea y las dos dedicaron su tiempo y su esfuerzo a convertirla en realidad, porque el sueño de cantar en directo un repertorio original necesitó muchos fines de semana de música y risas compartidas y muchas horas de ensayo para concretarse.
A veces, para calentar la voz o como ejercicio de relajación, a Mila y Nuria les gustaba cantar canciones de otros artistas. Joyitas del pop intemporal y la canción de autor que les divertía interpretar y en las que, tal vez, estaba el ADN del sonido Dos en Punto.
Así que en las primeras actuaciones, en El Rincón del Arte Nuevo, La Fontana o El Taburete, además de las canciones propias (la mayoría de Rafa, con alguna aportación de Vicente Hidalgo, que también tocaba la guitarra en directo entonces), se interpretaban siempre un par de versiones cuidadosamente seleccionadas por las chicas.
En las listas que Nuria escribía antes de cada concierto solían rotar un par de temas de Enrique Urquijo (“Cambio de planes” y “A tu lado”), que había fallecido poco antes, pero mantenía su vigencia en el circuito; con la “Noche de Lluvia” en Madrid de Ramón Garrido, que popularizaron Los Modelos en los ochenta, “Pulgas en el corazón” de Christina Rosenvinge, “Alevosía” de Luis Eduardo Aute, “Dancing in the satruday night” de Lindsay de Paul o Pasionate Kisses de Lucinda Williams.
Sólo había una versión que Mila y Nuria interpretaban siempre: “Cartas de amor”, una obra maestra del pop naif obra de Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen, las inmortales Vainica Doble. Quizá la principal influencia del grupo. Entonces y ahora.
Al escuchar en estos tiempos las viejas grabaciones de aquel periodo precioso, nos damos cuenta de que la verdadera esencia de Las Dos en Punto estaba ahí: en la magia que conjuraban a su alrededor Mila y Nuria cuando cantaban en directo.
Gracias Nuria por habernos dado tanto. Siempre serás nuestra Otra en Punto.